Soy hijo de cazador, amigo de
muchos, admiro el trabajo de los buenos perros de rastro en el monte y
agradezco el poder degustar habitualmente las piezas cobradas. A pesar de todo ello, prefiero salir
al monte con el teleobjetivo en la cámara que con la escopeta, pero las
jornadas de caza suelen empezar de la misma manera:
Suena el despertador a las 6 de
la mañana cuando en el cielo aún la luna está en lo alto, porque pretendíamos
estar al amanecer en el área de campeo habitual de nuestros protagonistas, la
ocasión merece el esfuerzo: dos corzos albinos, hermanos, macho y hembra, de
los que había oído hablar e incluso visto una foto hecha por un vecino de la
zona, pero ignoraba como dar con ellos. Si había alguien a quien podía recurrir
era mi amigo Suso Permui, conocedor como pocos de los hábitos y costumbres de
los corzos de la comarca, y al que faltó tiempo en ofrecerse a guiarnos (a mí y
a mi padre) en lo que sería una jornada inolvidable de rececho fotográfico.
Empezaba a amanecer cuando
paramos en un alto, y aún con poquísima luz en un par de minutos conseguimos
enfocar dos manchas blancas con los
prismáticos. Estaban entre unos árboles a 1 km de distancia. ¡Había visto los
corzos albinos!, para mí eso ya era más que suficiente, objetivo cumplido. Ver
uno es excepcional, pero dos hermanos es algo que quizá solo pueda ver una vez
en la vida. Suso me decía que tranquilo, que estaban localizados y que
podríamos acercarnos más, pero yo ya quise hacer unas fotos desde allí, aunque
el 70-300 que llevaba montado se quedaba corto, tengo un objetivo de 500 mm
también, pero no es lo más adecuado porque necesita estar en trípode y clavar
muy bien el enfoque, y necesitaba más agilidad. También llevaba la cámara de
video que tiene un zoom de 60x que en estos casos viene muy bien.
Con las
cámaras bien a mano fuimos acercándonos intentando no perderlos de vista, aquí
es donde se nota que no basta tener una cámara para hacer fotos de naturaleza,
hay que saber cazar, conocer el comportamiento de los animales, saber por donde
acercarse según las condiciones del día, etc… Conseguimos llegar a acercarnos a
algo menos de 100 metros, en el trayecto también había ido haciéndose de día y
la luz, aun escasa, ya era mejor para hacer las fotos. Planté la cámara de
video en el trípode, los encuadré y empecé a grabar, mientras, con la de fotos
en la mano hice unas 100. Ellos sabían que estaba allí, de vez en cuando
miraban al oír el obturador de la cámara, pero posaban. Estaba la familia al
completo, los padres, de coloración normal, y los hijos albinos. Ya el día
estaba claro de todo cuando Suso me advirtió de que estaban a punto de
refugiarse en el monte, y ya no podríamos verlos más, que era el momento de
arriesgarse e intentar acercarse; el terreno en este caso nos facilitaba el
acercamiento sin que nos vieran, y conseguí estar a unos 15-20 metros, con unos
matorrales por medio, pero que permitieron hacer alguna foto más cercana.
Increíble.
Finalmente, se escondieron entre
la espesura del bosque, los dejamos marchar tranquilos con la esperanza de que
sean respetados por los humanos, y por la falta de confianza en algunos de
ellós no desvelaré la ubicación de esta jornada de caza para mí, irrepetible.
Nota: La calidad de las imágenes no es buena. La luz aún era escasa, y mis objetivos son de gama económica. Si fuesen corzos "normales" muchas no serían publicadas, pero lo hagoi dado el valor documental. En unos días subiré los vídeos.
Si-se-ñor ¡¡¡
ResponderEliminarBon documento gráfico meu.
Tes razón, poucas mais veces conseguirás ver un par de albinos xemelgos.
Albinos son raros pero aínda..., pero dous.
O ano pasado fíxose famoso o da Nogueirosa.
Pero estes son un caso mais raro aínda
Boa xornada de caza!!! Grandes trofeos e magnífica reportaxe que lle da ganas a un de saír ó monte a emular tal aventura!!! Noraboa Juan!
ResponderEliminarImpresionante Juan
ResponderEliminarHas de darle difusión a ésto, merece la pena. Imagino q ya estarás en ello.
Yo con tu permiso te enlazo desde mi blog.
Me ha encantado que compartas esto.
Un abrazo
Extraordinario!!! MAgnífica anécdota naturalista...se mirar un xa sería moito, mirar dous xuntos é certamente asombroso...parabéns.
ResponderEliminarComo debiches disfrutar!!!
Unhas apertas.
Enhorabuena Juanma por tan buen trabajo.Como te aconsejan algunos de los comentaristas, esto merece la pena difundirlo, pues creo que es algo difícil de ver. Por otro lado, me da algo de pena que se difunda mucho, pues habrá mucha gente que quiera dar con ellos y acabarán sintiéndose acosados...que la gente los respete, sólo pido eso. Un saludo de una seguidora (mejor dicho,una familia de seguidores) de tu magnífico blog.
ResponderEliminarEnhorabuena, son unos corzos preciosos, esperemos que crezcan y duren, por lo menos hasta que tengan edad madura y si se cazan que sea de forma legal. suso es un mounstro como guia y como persona, y vive estas cosas como pocos, soy amigo de el y lo puedo certificar.
ResponderEliminarlo malo es que esto es una golosina y las boces se corren que da gusto.
lo dicho, gracias por mostrarnolos y enhorabuena.
A miña máis sincera noraboa polo traballo feito sobre os albinos xemelgos, sento envexa sana do que disfrutastedes. Esperamos agora a colaboración dos cazadores para respectar estes animais.
ResponderEliminarFelicidades.
Daniel Rguez. Fraguela